A. von Droste-Hülshoff |
EN LA TORRE
Estoy de pie en un alto balcón en la torre,Rodeada de estorninos que chillan,
Y, como una ménade, dejo que se abran paso
En la tormenta de mi cabello al viento;
¡Oh salvaje muchacho, oh indómito mozo,
Quisiera abrazarte con fuerza
Y, cuerpo a cuerpo, a dos pasos del borde
Entonces luchar a vida o muerte!
Y allá abajo veo en la arena, tan frescas,
Como dogos que juegan, las olas
Corretear en torno chillando y silbando
Y saltar copos resplandecientes.
Oh, ¡quisiera brincar ahí dentro ahora mismo,
Justo en medio de la furiosa jauría
Y cazar a través del bosque de coral
La morsa, el alegre botín!
Y al otro lado veo ondear un gallardete,
Tan descarado como un estandarte,
Veo ascender y descender la quilla
Desde mi torre vigía cruzada por los vientos;
¡Oh, quisiera sentarme en la nave de guerra,
Agarrar el timón,
Y, silbando sobre el arrecife en llamas
Bordearlo como una gaviota!
Si yo fuera un cazador a campo abierto,
Si tan solo tuviera algo de soldado,
Si yo fuera al menos únicamente un hombre
Entonces me guiaría el Cielo.
El caso es que debo estar sentada
Tan discreta y tan fina como una niña buena,
Y solo se me permite soltarme el pelo en privado
¡Y dejar que ondee al viento!