ROMANCE REALISTA
Se conocían desde hace ocho años
(y se puede decir: se conocían bien),
cuando su amor se les perdió de pronto.
Como a otros un bastón o un sombrero.
Estaban tristes, fingieron alegría,
intentaron besarse cual si nada pasara
y se miraron ya sin saber qué hacer.
Al fin ella lloró. Y él de pie junto a ella.
Por la ventana a los barcos podían saludar.
Él dijo: ya serán las cuatro y cuarto
y es hora de tomarnos un café por ahí.
No lejos, al piano, alguno practicaba.
Al café más pequeño del lugar se acercaron
Y no dejaron de remover sus tazas.
Aún seguían sentados en el atardecer.
No había nadie más. Y nada se decían
y es que sencillamente no podían creerlo.