lunes, 19 de septiembre de 2016

VIAJAR (GOTTFRIED BENN)





VIAJAR



¿Se refiere, por ejemplo, a que Zurich

es una ciudad profunda

donde consagración y milagro

siempre en su interior se encuentran?



¿Se refiere a que de La Habana,

blanca y roja de hibiscos,

brota un eterno maná

para su sed de desiertos?



Calles de estación y rúas,

boulevards, Lidos, laan -

incluso en las Fifth Avenues

cae sobre usted el vacío-



¡ay, inútil el viaje!

Tarde se aprende en verdad:

quedarse y cuidar en silencio

al yo que se da fronteras.



Gottfried Benn (versión de J. L. G. T.)
Aquí, el original

jueves, 15 de septiembre de 2016

Des-tiempo




 Durante su exilio, mientras compone su obra El señor Puntila y su criado Matti, Brecht anota: "El Puntila casi no me importa; la guerra, muchísimo. Sobre el Puntila puedo escribir casi todo; sobre la guerra, nada". José Ángel Valente afirmaba que "El tiempo del escritor no es el tiempo de la historia", pero una reflexión en este sentido sorprende mucho más en un autor como Brecht, cuya obra, en su mayor parte, parece nacer de la urgente necesidad de responder a las circunstancias históricas. Quien afirmaba, en uno de sus poemas, que solo los discursos de Hitler, el "pintor de brocha gorda", le llevaban al escritorio, se siente de pronto incapaz de ser lo que se denomina, con sospechosa solemnidad, un testigo de su época.
 Quizá toda obra se escriba a des-tiempo. Escribir es proponer otra temporalidad, que no supone necesariamente dar la espalda al presente, sino que a menudo constituye una forma de resistencia, la posición de quien sabe que el verdadero rostro del ahora se hurta casi siempre a los contemporáneos. De ahí que las grandes obras sean siempre intempestivas, en el sentido nietzscheano, y etimológico, del término: fuera de tiempo, de sazón. El reloj de la escritura está a menudo adelantado, como decía Kafka, pero puede también atrasarse contra el Angelus Novus de la historia o, simplemente, negarse a dar las horas, esas horas que marcan los tiempos del trabajo y el ocio y tratan de pautar nuestra vida con una exactitud que recuerda a la muerte.  

domingo, 11 de septiembre de 2016

Jardín nublado


Francisco Brines, Jardín nublado. Antología poética (edición, introducción y selección de Juan Carlos Abril). Pre-Textos, 2016




"«Como si nada hubiera sucedido». / Es ése mi resumen / y está en él mi epitafio”. Así comienza el poema que cierra esta antología de Francisco Brines, autor de una obra que ha ido desarrollándose en círculos concéntricos, ahondando en unas mismas obsesiones que dan pie a una mirada tan emocionada —y emocionante— como reflexiva. En los versos de ese poema final (el primero de ellos, una cita del propio poeta, del poema 'Los sinónimos' de Insistencias en Luzbel), se aprecia esa honda conciencia de la mortalidad que apunta hacia una de las más agudas paradojas de la poesía de Brines, la de una lírica que convoca una y otra vez a la memoria y, a la vez, parece esconder la convicción secreta de que solo el presente es el tiempo de la intensidad, de la belleza y del placer; porque el pasado se ha vuelto, al modo de Quevedo, pura fantasmagoría y el futuro último no es otro que la nada.

En este enlace la reseña completa en Los diablos azules (Infolibre)