viernes, 22 de enero de 2010

Selectividad: educación literaria y nacionalismos

Esta semana volví a tener esa experiencia inefable que consiste en asistir a una reunión de Selectividad, experiencia que recomiendo vivamente a todos los docentes que quieran saber el interés real que despiertan en las autoridades educativas los programas que, por otra parte, se supone que debemos cumplir escrupulosamente los profesores.
De un plumazo, acaban de suprimir en las universidades de Madrid el comentario de texto literario dentro de las pruebas de Selectividad. Ya resulta harto discutible que la decisión se comunique ahora, pasada la primera evaluación, cuando la mayor parte de los profesores de bachillerato hemos dedicado buena parte de nuestros esfuerzos a trabajar con los alumnos el comentario de textos literarios (dado el respeto que las autoridades madrileñas muestran a nuestro trabajo así como la arbitrariedad de sus decisiones, me da miedo pensar qué es eso que llaman reforzar la autoridad del profesor...). Sin embargo, la decisión en sí deja entrever algunos elementos inquietantes en las confusas prioridades que orientan, hacia no se sabe dónde, la política educativa.
Curiosamente, se mantiene en el examen el espacio dedicado a la historia de la literatura, tal vez porque es más fácilmente evaluable (cuantificable) o porque, en el fondo, no interesa tanto que los alumnos aprendan a comprender y a dialogar con los textos literarios como conformar una suerte de historia patria de la cultura. Cada vez me parece más discutible el énfasis puesto a lo largo de la educación secundaria en la literatura del país, que implica en la mayor parte de los casos el olvido de la literatura universal. Supongo que soy un ingenuo, pero creo que el objetivo prioritario debería ser crear las bases para una cultura lectora, por lo que me parece que, si hay que establecer prioridades, es más importante que los jóvenes conozcan a Kafka o a Shakespeare que a Diego de San Pedro o a Eduardo Marquina. Tengo la sospecha de que toda historia nacional de la literatura es, en el fondo, historia nacionalista de la literatura. Porque, a fin de cuentas, ¿existe realmente una literatura nacional? ¿No desborda la obra, cuando es grande, el marco estrecho de la nación?
De otras decisiones (que vienen de antiguo y que responden a normas oficiosas, que no oficiales), como la de prescindir de las vanguardias históricas, la de marcar como límites del programa la poesía hasta los años sesenta (cuando la novela se estudia hasta los setenta) y la de incluir en el estudio de la literatura hispanoamericana tan sólo la novela, dejando de lado la poesía... mejor no hablar. ¿Es ésta la reforma educativa de la que tanto hablan?

viernes, 15 de enero de 2010

Lorca, Haití, los ojos de un obispo

GRITO HACIA ROMA (DESDE LA TORRE DEL CHRYSLER BUILDING)

Manzanas levemente heridas
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparte el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación.
El amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: Amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos.
Dirá: amor, amor, amor, entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita.
Dirá: amor, amor, amor, hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música.
Porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.



Federico García Lorca, Poeta en Nueva York

jueves, 7 de enero de 2010

Firma invitada en DVD Ediciones

En la página web de DVD Ediciones, acaba de aparecer la entrevista, acompañada de algunos poemas inéditos, que ha querido hacerme Juan Manuel Macías, responsable de la sección de Firmas Invitadas de dicha página. Temo haberme extendido demasiado en algunas respuestas, pero apelo a la amabilidad del lector y me atrevo a alegar en mi disculpa el interés de las preguntas de Juan Manuel, tan inteligentes como complejas. Tanto la entrevista como los poemas pueden consultarse en el siguiente enlace:
Aprovecho para agradecerle a Juan Manuel Macías su amable invitación y, por supuesto, para felicitar a DVD por su generosidad para albergar en su página incluso a autores que no han publicado nunca en su editorial, un gesto de elegancia que rara vez se estila en nuestros lares.

martes, 5 de enero de 2010

Brindis por el seis de enero (C. Rodríguez)


Un brindis por el seis de enero


HEME aquí bajo el cielo,

bajo el que tengo que ganar dinero.

Viene la claridad que es ilusión,

temor sereno junto a la alegría

recién nacida

de la inocencia de esta noche que entra

por todas las ventanas sin cristales,

de mañana en mañana

y es adivinación y es la visión,

lo que siempre se espera y ahora llega,

está llegando mientras alzo el vaso

y me tiembla la mano, vida a vida,

con milagro y con cielo

donde nada oscurece. Y brindo y brindo.

Bendito sea lo que fue maldito.

Sigo brindando hasta que se abra el día

por esta noche que es la verdadera.


Claudio Rodríguez, Casi una leyenda