jueves, 17 de noviembre de 2022

Cuelgamuros


La pasión de Juana de Arco (C. T. Dreyer)

 CUELGAMUROS

 
En ocasiones
un sacerdote pisa por descuido
la sombra de una cruz.
 
La expiación, si llega alguna vez,
hablará por nosotros.
Mientras tanto,
nuestros dioses exigen
pruebas de amor,
devoran con igual voracidad
plegarias y blasfemias.
Gira en el cielo
un ave solitaria,
aguardando una presa
que no acude a la cita.
 
La luz cae sin aviso
sobre la piedra muda,
acaricia una piedra,
palpa una cicatriz.
 
La expiación, si llega,
vendrá desde lo alto,
 
no dirá
             este es mi cuerpo.

(Del libro Hotel Europa)

jueves, 27 de octubre de 2022

Casa en Wannsee

 


En la Alte Nationalgalerie de Berlín puede verse este cuadro de Max Liebermann. Su título "Casa en Wannsee" nos recuerda que el artista hizo construir una villa en dicha localidad para pasar los veranos. En el lienzo, los árboles, al modo de telones que se abren para revelar un escenario, enmarcan la casa al fondo, apenas una mancha en el paisaje entre el bosque y el cielo. La siguiente escena, la que no muestra el cuadro, nos lleva a caminar no muy lejos de allí, donde años después tiene lugar la reunión secreta en la que se pacta la Solución Final. Como en los cuentos de los Grimm, la belleza linda, en el bosque, con el terror. Liebermann, de origen judío, murió en 1935, unos meses antes de la aprobación de las Leyes de Núremberg. En 1933 Liebermann había renunciado a su cargo como presidente honorario de la Academia Prusiana de las Artes. Se adelanto así a su más que probable destitución. El óleo queda así, ante el espectador como un interrogante, como si la luz dudara en mostrar el espacio abierto, salida del laberinto que es todo bosque. O claro donde espera el Minotauro.

lunes, 27 de junio de 2022

Después de la historia


 

DESPUÉS DE LA HISTORIA

Para otros las fronteras.
El desierto se extiende.
Quisimos aprender
la lengua de los nómadas.
Son obscenos los muertos
y la hospitalidad.


De Hotel Europa

martes, 10 de mayo de 2022

DOS POEMAS DE ERNST JANDL

 

Ernst Jandl

ESTAR TUMBADO JUNTO A TI
 
estoy tumbado a tu lado, tus brazos
me sujetan, tus brazos
sujetan más de lo que yo soy.
tus brazos sujetan lo que soy
cuando me tumbo a tu lado y
tus brazos me sujetan.
 
ich liege bei dir. deine arme
halten mich. deine arme
halten mehr als ich bin.
deine arme halten, was ich bin
wenn ich bei dir liege und
deine arme mich halten.
 
CANCIÓN DE VERANO
 
somos gente sobre los prados
pronto seremos gente debajo de los prados
y seremos prados y seremos bosque
será una alegre estancia rural
 
SOMMERLIED
wir sind die menschen auf den wiesen
bald sind wir menschen unter den wiesen
und werden wiesen, und werden wald
das wird ein heiterer landaufenthalt
 
(VERSIONES DE J.L.G.T.) 


miércoles, 20 de abril de 2022

GLORIA GERVITZ: MIGRACIONES




Acaba de fallecer la gran poeta mexicana Gloria Gervitz. Como homenaje, recupero la reseña que escribí sobre su libro Migraciones para el número 136 de la revista Turia

KADISH Y CELEBRACIÓN (Gloria Gervitz, Migraciones. Poema 1976-2020, libros de la resistencia, 2020) 

 Una lectura apresurada nos llevaría a afirmar que este libro recoge la poesía completa de Gloria Gervitz, mexicana descendiente de judíos ucranianos, una filiación que no podemos dejar de citar puesto que deja huella en su obra. Y, sin embargo, habría que matizar tal afirmación, puesto que el subtítulo del libro, "(Poema: 1976-2020)", supone toda una declaración de intenciones: pareciera que estamos ante la tradición del libro único, que va sumando rama tras rama la imagen de un solo árbol, al modo ya clásico de Las flores del mal de Baudelaire o las Hojas de hierba de Whitman, y que encontramos asimismo en la tradición hispánica en La realidad y el deseo de Luis Cernuda, el Cántico de Jorge Guillén o la Poesía vertical de Roberto Juarroz. Pero Gervitz da un paso más allá, al insistir en el singular de ese “poema” que ha ido haciéndose más y más extenso a lo largo de más de cuarenta años de escritura. Volviendo a la imagen del árbol, nos encontramos con una imagen orgánica del texto, que va creciendo, como si fuera reflejo de la vida misma. Y en cierto modo es así, puesto que la identidad, el mero hecho de estar viva se convierte en una línea de fuerza del poema-poemario. Con todo, esa identificación entre poesía y vida no se da de manera ingenua. A pesar de la apariencia de crudo realismo de algunos pasajes (“y más hacia el este/ me masturbo pensando en ti”, “son mujeres de grandes tetas con pezones de amapolas […]/ acostumbradas a las grandes borracheras/ acostumbradas a darse placer frotándose el clítoris con aceite de coco/ acostumbradas a amamantar niños y a amamantar hombres/ acostumbradas a chupar el pene como si fuera un caramelo”), estos no dominan el conjunto, sino que son más bien uno de los polos entre los que, con sorprendente soltura, se mueve la palabra de Gervitz, entre lo real y lo imaginario, entre la memoria y el sueño, entre la experiencia de lo corporal y su fantasma. De hecho, esas mujeres de los versos citados, trascienden la pura recreación naturalista para adquirir un valor de arquetipo, casi mítico, como imagen de una vitalidad que emerge de sus propios cuerpos, incontrolados e incontrolables pese a tantos mandamientos y diques. En ese sentido, el inicio del libro puede resultar sorprendente, al combinar la vivencia de una masturbación con referencias a la espiritualidad judía, incluso a la Cábala: “bajo el grifo de la bañera abro las piernas/ el chorro del agua cae/ el agua me penetra/ se abren las palabras del Zohar/ quedan las preguntas de siempre”. No creo que haya en ello tanto una provocación como una necesidad de explorar la propia identidad: autoexploración del cuerpo, del lenguaje, de la memoria. Explorarse para, en cierta medida, construirse, puesto que la palabra “migraciones” en el título resulta determinante: el poema-obra va dando forma a un yo migrante, mestizo, contrapartida de una lengua igualmente mestiza y migrante. Por ello, no cabe leer como un simple anexo el glosario final, en el que abundan los mexicanismos (donde se mezclan elementos morfológicos del castellano con la etimología de lenguas como el náhuatl), pero también las palabras hebreas o yiddish. A la postre no importa hasta qué punto el libro refleja experiencias reales, puesto que la biografía resulta inseparable del lenguaje que recoge los hechos, pero también los sueños, los deseos, las proyecciones imaginarias… tan verdaderas en la construcción del sujeto como lo meramente fáctico.
  Hay que insistir en que ese yo que emerge, sin constituirse nunca en un relato lineal, es un yo femenino. Ahí volvemos al motivo de la masturbación que aparece en otro de los pasajes, en el que la evocación de una experiencia onanista se enmarca en el paso de la niñez a la edad adulta, en un espacio íntimo pero abierto a un afuera, el de un mercado, en el que se exponen todo tipo de alimentos. La evocación de esos productos, que echa mano de una serie de elementos recurrentes en todo el libro (enumeraciones, estructuras paratácticas, anáforas, paralelismos, uso abundante de la conjunción copulativa “y”, supresión de comas…) despierta a la vez la sensualidad de los sentidos (color, aroma, sabor…) y del lenguaje, cuya exuberancia (que resalta el carácter mestizo ya señalado de la lengua mexicana) parece revelarse como correlato de la fecundidad del mundo. Hay así una erotización del idioma, pero también de lo real, expresado en una naturaleza desbordante. El mundo, como el cuerpo, está ahí para ser explorado y gozado, goce doble también de la boca que prueba los sabores y dice los nombres, recreándose en su fonética como si pudieran morderse también las palabras: “y en los canastos desbordándose de tanto chile/ el chipotle el morita el ancho el cascabel/ el guajillo el chile manzano el del árbol el chilaca/ y los piquín tan chiquitos y tan picosos y los habaneros/ y el mole verde y el rojo y el negro y el amarillo […]”. En momentos como este se condensa así un procedimiento que conforma todo el libro-poema, la imagen de un lenguaje sin fin (de ahí también la supresión de mayúsculas y posibles subtítulos o epígrafes), en perpetua migración, que viene de un pasado y se encamina hacia múltiples futuros. Por momentos hay casi una épica del mundo, al modo de Perse o de cierto Neruda (también en el uso de los procedimientos sintácticos ya aludidos), pero que no anula el polo lírico, que bordea también a menudo la elegía. Y es que el texto en su conjunto, también en su defensa del placer, quiere ser una afirmación de la vida frente a la muerte. En ese vitalismo de fondo, la dialéctica interior/exterior cobra todo su sentido: por momentos ello parece apuntar a una imagen corporal, el dúo boca/vulva, puesto que tanto la vagina como la cavidad bucal señalan una abertura, un espacio de comunicación con el mundo, pero también hacia un adentro. El lenguaje, como matriz fecunda, supone también un adentrarse en la propia memoria, en las lenguas que la voz lírica habla y por las que es hablada.  
No es un elemento secundario del libro el diálogo con los muertos, o más bien, con las muertas: con la abuela, pero sobre todo con la madre. Como si esos sucesivos pasos (migraciones) en los que se constituye la propia voz necesitara reconciliarse con la figura materna, no sin antes marcar distancias: “qué estoy herida madre/ que me heriste madre/ qué me saqueaste madre/ qué me dañaste madre/ déjame salir de ti/ déjame salir”. Ya hemos señalado que el poema supone una afirmación vital frente a la muerte, pero contando con esta última, no negándola, puesto que hay que atravesar primero la Estigia de la memoria personal y de los otros. Así, de una manera en el fondo no paradójica, esa autoafirmación vital convive con una elegía, o mejor, con un Kadish, la oración judía por los difuntos que, según nos informa el glosario, “no habla nunca de la muerte”. No hay que olvidar, sin embargo, que, tradicionalmente, esta es una oración masculina, cuya recitación corresponde a los hombres de la familia. Tal vez aludan a ello parcialmente versos como los siguientes: “ella que no sabía decir Kadish/ despidiéndose en una estación de tren”. ¿Por qué no sabía decir Kadish? ¿Por su edad, por haberse alejado de sus orígenes judíos, por su condición de mujer?
  Sea cual sea la intención consciente de la autora, lo cierto es que Migraciones es, en no pocos pasajes, un hermoso Kadish, a contrapelo de la tradición, dicho por una mujer a las mujeres de su familia. Porque la vida para afirmarse necesita contar, contarse, aunque ello parezca imposible: “¿quién puede decir su propia vida?” En esa imposibilidad habita el poema, su constante peregrinar. También la lucidez de un libro que nos empuja en su movimiento hacia adelante, que es asimismo un atrás, porque aquí el tiempo anda en múltiples direcciones, como quería María Zambrano. Lenguaje que no se conforma con ser puro lenguaje, puesto que decir implica siempre querer ir más allá del idioma: “¿qué hago/ con tanta/ belleza?/ ¿y si me quedara/ sin palabras?”

miércoles, 16 de marzo de 2022

HIROSHIMA (MARIE LUISE KASCHNITZ)

Hiroshima, mon amour (A. Resnais)

 
HIROSHIMA



Aquel que arrojó la muerte sobre Hiroshima
ingresó en un monasterio. Toca allí las campanas.
Aquel que arrojó la muerte sobre Hiroshima
Saltó desde la silla al lazo, se ahorcó.
Aquel que arrojó la muerte sobre Hiroshima
Sucumbió a la locura, se defiende de los espectros
cien mil, que por las noches le acosan
Alzados del polvo por su causa.

Nada de todo esto es verdad.
Hace poco le vi
En el jardín de su casa en el extrarradio.
Los setos eran todavía jóvenes y tiernos los rosales.
No crecían tan rápido para que uno pudiera esconderse
En el bosque del olvido. Bien se podía ver
La casa desnuda en la periferia, la joven esposa
Que estaba junto a él con un vestido de flores
La joven muchacha de su mano
El chico que se sentaba en su espalda
Y agitaba el látigo sobre su cabeza.
Él mismo era fácilmente reconocible
A cuatro patas sobre el césped, su cara
Deformada por la risa, porque el fotógrafo
Se encontraba tras el seto, el ojo del mundo.

MARIE LUISE KASCHNITZ (Versión de J.L.G.T.)
El original, aquí

martes, 15 de marzo de 2022

HOMENAJE A NICANOR PARRA





Juan Muñoz


HOMENAJE A NICANOR PARRA


La poesía española está epigonalizada.
¿Quién la desepigonalizará?
El desepigonalizador que la desepigonalice
buen desepigonalizador será.

J.L.G.T.

jueves, 3 de marzo de 2022

POESÍA CONTRA LA GUERRA

 


jueves, 24 de febrero de 2022

CUANDO COMIENCE LA GUERRA (BERTOLT BRECHT)

 

Otto Dix

CUANDO COMIENCE LA GUERRA

Quizás vuestros hermanos cambiarán
Hasta que sus rostros se vuelvan irreconocibles.
Pero vosotros no debéis cambiar.

Irán a la guerra, no
Como a una matanza, sino
Como a un trabajo serio. Todo
Lo habrán olvidado.
Pero vosotros no debéis olvidar nada.

Os echarán aguardiente en la garganta
Como a todos.
Pero vosotros debéis permanecer sobrios.

BERTOLT  BRECHT (VERSIÓN DE J.L.G.T.)




Wenn der Krieg beginnt
Werden eure Brüder sich vielleicht verändern
Daß ihre Gesichter nicht mehr kenntlich sind.
Aber ihr sollt gleichbleiben.

Sie werden in den Krieg gehen, nicht
Wie zu einer Schlächterei, sondern
Wie zu einem ernsten Werk. Alles
Werden sie vergessen haben.
Aber ihr sollt nichts vergessen haben.


Man wird euch Branntwein in den Hals gießen
Wie allen andern.
Aber ihr sollt nüchtern bleiben.