lunes, 9 de abril de 2018
THE CHILD IS A FATHER OF THE MAN
THE CHILD IS A FATHER OF THE MAN
Adiós, luna. Adiós,
hormiga. Adiós, música. Mi hijo pequeño se despide y vuelve a su trabajo, a su
oficio incesante, tacto y ojo. Acarrea de un lado a otro piedras, ramas,
palabras, estropea las flores del abuelo, se mancha alegremente sus manitas de
tierra, de esta tierra tan negra, más vieja que nosotros. No sé lo que persigue
si es que algo persigue. Nada que imaginar aún. O acaso sí. Adiós, luna, adiós,
hormiga, adiós, música, repito sin demasiada convicción. Reconozco su hambre.
Porque tiene dos años. Porque tengo dos años allá lejos, ahora, en la casa
cerrada. La misma tierra mancha mis dedos torpes. Delata mi impaciencia. Se
hace tarde. El niño no quiere descansar. Ni pensar en dormir. Demasiado trabajo
por hacer. Y todo aguarda aún. Adiós, noche. Hola, noche.
(Aparecido en Turia, 124, noviembre 2017-febrero de 2018)
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