jueves, 8 de junio de 2017
Un tal Borges y la educación literaria en España
Decía Antonio Machado, en boca de Juan de Mairena,
que nada es absolutamente «impeorable». Las Humanidades parecen
sobrevivir a duras penas en medio de un mundo que apenas valora todo lo
que no tenga una utilidad (léase: rentabilidad económica) inmediata. Por
todo ello se comprende el miedo a plantearse siquiera si estamos
enfocando bien las enseñanzas humanísticas. Mejor quedarse como estamos,
parece ser la conclusión más sensata. Y, sin embargo, tal vez la forma
más eficaz de defender las Humanidades no es encastillarse en la
nostalgia de un pasado idílico, que tal vez no existió. Asegurar la
continuidad de los saberes humanísticos pasa por preguntarse si existen
otras maneras de transmitir la pasión por la literatura, por la
filosofía o por la historia.
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