CANTO Y FIGURA
Que el griego la arcilla apriete
hasta hacerla cobrar forma,
que la obra de sus manos
acreciente su delicia.
En cambio, nuestro placer
es sumergir nuestras manos
en la corriente del Eúfrates
y en el líquido elemento
moverlas aquí y allá.
Si así consigo apagar
el fuego que hay en mi alma,
ha de resonar mi canto.
Al sentir el roce puro
de las palmas del poeta,
el agua se hace en sus manos
una bola de cristal.
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