domingo, 11 de noviembre de 2012

Palabra en el tiempo

 En el esclarecedor prólogo que Jordi Doce incluye en su edición de la poesía completa de Paul Auster, se recoge una declaración de este último según la cual "En cierto sentido, la poesía es como tomar fotografías, mientras que la prosa es como filmar con una cámara cinematográfica". La afirmación del norteamericano parece apuntar a una compleja relación con el devenir, que si en el caso de la narrativa, supone una asunción plena de la temporalidad, en el ámbito de lo poético pareciera resolverse en una espacialización del tiempo, en una especie de dique frente a esa corriente temporal.


  Aunque Lessing, en polémica con el ut pictura poesis horaciano, consideraba la poesía como un arte del tiempo frente a las artes del espacio (si bien desde un concepto de poesía más amplio que el nuestro, prácticamente limitado en la actualidad a la lírica), la cuestión es probablemente mucho más compleja. José Hierro ha hablado de la poesía como un punto de unión entre las artes del tiempo y las artes del espacio. Gamoneda, por su parte, define la escritura poética como un "escultura en el tiempo" (el hecho de que Tarkovsky usara una expresión similar para referirse al cine hace ver que la poesía no puede arrogarse para sí sola esa suerte de fusión, que persiguen, y a menudo logran, otras artes).
   La oposición de Auster entre prosa y verso, entre el movimiento y la imagen estática, difícilmente puede tomarse al pie de la letra. De hecho, lo que nos seduce de muchas fotografías es que ese presente detenido apunta a un antes y a un después, como si el tiempo diera vueltas obsesivamente sobre sí mismo. La temporalidad en la que se inscribe el poema, desde su misma sustancia rítmica, hecha a la vez de progresión y recurrencia, es la de un tiempo que no es ni lineal ni cíclico, sino en cierto modo la entrada en otro tiempo, al que tal vez no le cuadraría mal el nombre de "tiempo-sueño" o "tiempo del Sueño", con el que los mitos aborígenes australianos nombran otro trascurrir a la vez anterior y simultaneo a nuestra temporalidad cotidiana.

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