lunes, 18 de julio de 2011

Recortes en la educación: la excusa de la crisis

Aunque la poesía sea la protagonista de esta bitácora, la gravedad de los decretos recientemente aprobados en la Comunidad de Madrid me obliga a detenerme en el desolador panorama de la política institucional. Con la excusa de la crisis el gobierno presidido por Esperanza Aguirre ha decidido recortar las plantillas de los centros públicos en más de 2000 profesores (lo que se suma a una cantidad similar que ya se eliminó el curso pasado). Esta decisión va a suponer no solo que un buen número de interinos van a engrosar las ya de por sí abultadas listas del paro, sino que muchos otros docentes se verán desplazados de su centro de destino. Sin embargo, esto no es lo peor: aunque la propaganda de Aguirre ha vendido esta iniciativa como un aumento mínimo, casi ridículo, de las horas de docencia que debe impartir cada profesor, lo cierto es que el ajuste va a suponer importantes cambios en los centros. De hecho, los grandes perjudicados son los alumnos, que se ven privados no sólo de las horas de tutoría, eliminadas de un plumazo por razones presupuestarias y en absoluto pedagógicas, sino que también en muchos centros desaparecerán los desdobles en asignaturas como Lengua, Matemáticas e Inglés y horas de laboratorio (como han denunciado asociaciones de padres como la FAPA Giner de los Ríos).
Son muchos, entre los docentes y los no docentes, los que piensan que el objetivo de Aguirre, fiel en esto al recetario liberal-conservador del que la presidenta gusta hacer gala, es acabar con la educación pública. Creo, sin embargo, que se trata de una percepción errónea. Más bien, lo que se quiere es convertir la educación pública (excepto algunos supuestos centros de élite, útiles como elemento propagandístico) en una institución de asistencia social, destinada sobre todo a la población empobrecida o, incluso, marginal (mientras se anima a los padres de la clase media a llevar a sus hijos a la concertada y, a los pocos que puedan permitírselo, a los centros privados). Por otra parte, la apuesta por la concertada, en el contexto español, significa en buena medida optar por el mantenimiento del peso que la Iglesia Católica ha tenido tradicionalmente en la escuela (algo que, por otra parte, no oculta la ultraconservadora Lucía Figar, Consejera de Educación, quien en 2010 en un congreso organizado por la asociación integrista católica Comunión y Liberación, mostró abiertamente sus preferencias por la enseñanza confesional y su decidida voluntad de seguir apoyando los intereses de la Iglesia en la región).
Mientras la Comunidad de Madrid malgasta el dinero en absurdas campañas de fomento del respeto al profesor, con medidas como éstas demuestra todo su desprecio a los docentes que trabajan en la escuela pública y su trabajo. ¿Esquizofrenia o simple sarcasmo?

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En el siguiente enlace puede firmarse una carta de protesta ante los recortes en educación en la Comunidad de Madrid.

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