El primer rey era deforme;
nació con una protuberancia sobre el cráneo que llamaron corona,
pero esa deformidad le confirió mucho poder.
Ésa fue la única corona de hueso, la única auténtica corona:
una sola corona de verdad en toda la historia de los hombres.
A partir de entonces, el resto de reyes simulaban la deformidad
con coronas de arcilla acero oro.
1 comentario:
Este poema es maravilloso.
Publicar un comentario