lunes, 30 de diciembre de 2019

Diciembre (Erich Kästner)

Anselm Kiefer


DICIEMBRE

El año envejeció. Le queda poco pelo.
No está en absoluto sano.
Sabe cuál es su último día.
Sabe incluso cuál es la última hora.

Muchas cosas han pasado. Muchas se han perdido.
Todas descansan debajo de la nieve.
Yace blanco el mundo, como en sueños.
Y así, pues, duele la nostalgia.

Todavía la luna crece. Todavía se funde.
No permanece nada. Y nada muere.
Todo es una locura. Todo tiene sentido.
No hace falta que se entienda.

Y otra vez vuelve san Nicolás a caminar
por los sueños de todos los niños.
Y de nuevo florece en cada casa
el árbol verde y dorado.

También fuiste niño. Tú mismo sentiste
cómo el árbol de Navidad, dulce, florece.
Ahora haces de Santa Claus
y ya no crees en él.

Pronto llegará el año a las doce campanadas.
Entonces sonará el metal y dirá:
“El año sabe cuál es su último día
y tú no sabes el tuyo”.


Erich Kästner (versión de J.L.G.T.)
Aquí, el original

martes, 24 de diciembre de 2019

Felices fiestas


Marc Chagall


No es la belleza          

Sucede antes de la belleza. Antes del filo del ojo y la palabra. Sobre la fatiga de la madre el niño es un animal hambriento, la orfandad como herencia, la certeza de una respiración. El cuerpo estrena la sola desnudez, desgrana sin saberlo su impaciencia terrestre. Encima de la mesa la placenta reposa, una bolsa sangrienta, el despojo feliz de la batalla. Caen los segundos como las gotas de un alimento dulce y muy espeso. Escuchamos el eco de un solo, indescifrable corazón.


De Un corte que no sangra

viernes, 6 de diciembre de 2019

El Rey de los Elfos (J.W. Goethe)


  Cuelgo aquí mi versión (algo libre, ma non troppo) del célebre poema de Goethe, "Der Erlkönig", que publiqué por primera vez en la revista Piedra y cielo al hilo de una propuesta de Pilar Martín Gila, quien a su vez la incluyó en su libro, tan inquietante como hermoso, Otro año del mundo. Como la revista ya no está disponible en Internet (ese triste destino de tantas revistas digitales), me ha parecido oportuno traerlo a esta bitácora.


Albert Sterner, "El Rey de los Elfos"


EL REY DE LOS ELFOS

¿Quién cruza a esta hora el viento y la noche?
A caballo el padre que lleva a su hijo.
Se aprieta el pequeño contra su regazo,
seguro cabalga, sin sentir el frío.

“¿Qué te asusta, hijo, que ocultas tu rostro?”
“El Rey de los Elfos, ¿no ves que se acerca?
¿No ves la corona, la sombra ondulante?”
“Hijo mío, es solo un jirón de niebla?”

“Mi querido niño, ven aquí a mi lado,
los más bellos juegos jugaré contigo,
en mi orilla abundan flores tan hermosas,
mi madre posee dorados vestidos”.

“Padre, padre, escucha, ¿acaso no oyes
al Rey de los Elfos susurrar promesas?”
“Tranquilo, hijo mío, estate tranquilo:
el viento murmura en las hojas secas”.

“Dulce muchacho, ¿no quieres venir?
Ahora mis hijas sin duda te aguardan.
Mis hijas conducen la danza nocturna,
te mecen en brazos y bailan y cantan”.

“Padre mío, mira, en ese lugar,
¿no ves a sus hijas allá en la espesura?”.
“Hijo, claro, hijo, ahora lo veo:
los sauces agitan sus frondas oscuras”.

“Te amo. Me hechiza, niño, tu belleza,
aunque te resistas, al fin serás mío”.
“¡Ahora, sí, padre, sus brazos me atrapan!,
¡padre, ay, padre, el Rey Elfo me ha herido!”.

El padre, temblando, azuza el caballo.
Se oye en sus brazos al niño gimiendo.
Casi sin aliento entra en la alquería.
Sobre su regazo el niño está muerto.



J. W. GOETHE (VERSIÓN DE J.L.G.T.)
Aquí, el original