sábado, 22 de marzo de 2014

Cuadernos Hispanoamericanos y Octavio Paz




Acaba de aparecer el último número de Cuadernos Hispanoamericanos con un dossier sobre Octavio Paz, en el que se incluye mi artículo "El laberinto de la otredad: Los rostros del otro y de lo otro" sobre el que para mí (y no solo para mí) costituye un motivo central de la escritura del mexicano. Me produce un cierto pudor aparecer junto a especialistas de la obra paciana cuando uno no es sino un agradecido lector de sus poemas y ensayos: los colaboradores en esta ocasión son Guillermo Sheridan, Juan Arnau, Jesús Aguado, Blas Matamoro, Andrés Sánchez Robayna y Orlando González Esteva. 
 El centenario (algún día habrá que reflexionar largo y tendido sobre estos ritos laicos) abunda en actos, presentaciones, conferencias... Por más que el riesgo de trivialización y de institucionalización de una voz en el fondo tan heterodoxa, tan compleja como la de Paz es más que palpable, quizá sea una buena ocasión para acercarnos de nuevo a su poesía, a menudo eclipsada por una de las obras ensayísticas de mayor envergadura en el ámbito hispánico. Y precisamente en torno a la poesía girará un acto, organizado por Aurelio Major, en el que participo en junio, en un recital con poetas como Aurelio Asiain, María Baranda, Tulio Demicheli, Jordi Doce, Tedi López Mills, Julio Hubard Víctor Hugo Piña Williams, Esther Ramón, Ada Salas, Sandra Santana, Juan Soros, Jorge Valdés Díaz-Vélez, Álvaro Valverde y el ya citado Major.

jueves, 13 de marzo de 2014

Bernard Nöel: El resto del viaje




Bernard Noël, El resto del viaje y otros poemas (Edición bilingüe de Miguel Casado y Olvido García Valdés). Abada, 2014.
 
Singbarer Rest, “resto cantable”, escribe Paul Celan en uno de sus poemas. Creo que no es casual que la palabra “resto” sirva de título al libro así como a dos de las secciones del volumen, “El resto del viaje” y “El resto del poema”. Frente a la tentación platónica de la poesía como nostalgia de la totalidad, como huella de lo absoluto, el resto nos habla de lo fragmentario, pero también de lo no asimilado, de lo no asimilable de una realidad que nos ofrece su inevitable alteridad: “todo en fin residuo de jadeos”. El objeto como resto que hay que aislar, limpiar a través del lenguaje (“el inventario aísla separa distingue/ emite una pulcritud contagiosa/ en él la palabra purifica al objeto de sí mismo”), pero también el propio lenguaje como resto que denuncia la no coincidencia de la experiencia consigo misma, la extrañeza que nos constituye: “quién sabrá extender el viento/ como los salineros extendían el mar/ y recuperar en él las palabras/ como ellos retiraban la sal”.
 
Leer la reseña completa en Literaturas.com

martes, 11 de marzo de 2014

Hay una jaula en cada pájaro (Óscar Curieses)




Óscar Curieses, Hay una jaula en cada pájaro. Ya lo dijo Casimiro Parker, 2013.


 Antes que nada, conviene señalar que Hay una jaula en cada pájaro, la última entrega poética de Óscar Curieses, es y no es una antología. Y ello solo porque incorpora materiales nuevos (algunos no aparecidos en libro pero sí en revistas; otros, rigurosamente inéditos) sino también y sobre todo porque nos permite leer algunos textos desde una nueva mirada, que en cierto modo los convierte en otros. Es este el caso, por ejemplo, de “Cuerma”, cuyos materiales proceden del libro Sonetos del útero y que, sin embargo (en diálogo también con la música) invita a una nueva combinatoria, que enriquece la lectura. En este sentido, me parece importante subrayar que el CD que acompaña al libro El grito es un movimiento inacabado (del grupo de audioperformance AMC313, al que el poeta pertenece) no es, como se pudiera creer a primera vista, un mero añadido. Estamos ante un auténtico libro-disco, que no basta con leer, sino que también hay que oír para apreciar en su justa medida la ambición artística de esta propuesta. 

Leer la reseña completa en La tormenta en un vaso

viernes, 7 de marzo de 2014

sábado, 1 de marzo de 2014

Cuentos con la boca



 El niño (tres años) pide (más bien: exige) todas las noches cuentos a sus padres. El niño distingue, sin posibilidad de error, dos tipos de cuentos: los que se leen en un libro y los que se cuentan con la boca. Obviamente, los primeros también se cuentan "con la boca" porque el niño no sabe leer y es su padre, su madre, quien descifra (o más bien, inventa) los signos misteriosos sobre el papel. Sin embargo, el niño tiene bien clara la distinción: los que se cuentan con la boca no necesitan de ningún instrumento, de ninguna varita mágica llamada libro, sino que surgen milagrosamente de la voz de los padres, que a menudo no hacen sino obedecer las instrucciones del hijo: cuéntame un cuento de un niño que se encontró con un oso polar y con un gato y...
 Al leer los ojos tienen todo el protagonismo, que en la escritura comparten con la mano (también el nervioso golpear de los dedos en el teclado del ordenador es un hecho físico, aunque a menudo lo olvidemos, llevados de aquí para allá por tanta marea virtual). Y, sin embargo, qué poco pensamos en la boca. Pero de ella viene todo lenguaje. La boca que habla, que mastica, que muerde, que mama, que besa, que insulta, que escupe. La boca que calla. La boca que nos recuerda que es el cuerpo el que lee, el que escribe, el que presta su frágil andamiaje al cuento o al poema. Desde luego, la escritura, como dijo Leonardo de la pintura, es "cosa mentale". Y sin embargo, también es un asunto material, del cuerpo, como saben los niños que se dejan abrazar, acariciar por las palabras como por los brazos de los padres. Es hermoso pensar que en español la palabra "lengua" designa a la vez el idioma y ese músculo que se agita en la caverna prehistórica de la boca, ese molusco enigmático que teje sus signos en la oscuridad de la especie. 
 Verbo que no se hizo carne: ya era carne.