sábado, 12 de octubre de 2019

Solo la esquina de una calle (Martina Weber)



SOLO LA ESQUINA DE UNA CALLE

A veces todo pasa en un lugar. Ahí está la casa,
esa es la acera; eso de ahí, la farola. El aliento
sobre nieve recién caída. Algo es casi invisible. Cómo
va errante la sombra del farol y la luz. Un presentimiento
de posibilidades. Un hombre pisa la nieve, empuja con esfuerzo
una bicicleta. Huellas de zapatos como sobre arena blanca, la `[[]línea
de la madurez, una canción. Son los grandes copos que [[[[navegan.
Usted reconoce los minúsculos, los tenues, cuando mira a la [[[[farola
en la dispersión de la luz. Alguien ha vuelto a dejar al perro
suelto. Zoom sobre los rastros de las patas del perro. Si
uno hubiera sido el niño y justo con este perro hubiese
corrido por los campos, habría sido verano siempre, [[[[una[[estrecha
porción de prado, uno hubiese saltado sobre las grandes piedras [[[[hasta
que no hubiera nada que pudiera pararle, uno temblando
habría hablado con gente, con extraños, pero ahí no había en [[[[absoluto
gente, uno habría acariciado con orgullo el cuello del perro,
pero ahí no había en absoluto cuello, tampoco ningún perro y [[[[nunca
una noche entera cayó nieve.

MARTINA WEBER (VERSIÓN DE J.L.G.T.)
Aquí, el original