jueves, 23 de septiembre de 2010

Schlechte Zeit für die Lyrik

En la sedicente Casa del Libro situada en la Gran Vía madrileña la sección de poesía ha ido desplazándose (y reduciéndose) de un lugar a otro de la librería como si se tratara de una mancha vergonzante, de un oscuro secreto de familia. Ahora se esconde (literalmente) tras los estantes corredizos de "Novela romántica", compañera banal y tontorrona cuya proximidad tal vez juzguen apropiada aquellos que no leen poesía. El que los poemas deban ocultarse tras tantos volúmenes idiotas quizá sea una forma de purgar los excesos de retórica y sentimentalismo cometidos a lo largo de los siglos, pero otras prácticas de escritura han caído en pecados mayores y no parecen haber merecido semejante condena.
De vez en cuando alguien explora los prohibidos anaqueles que albergan oscuros nombres (Hölderlin, Eliot, Vallejo, Garcilaso...) como quien inspecciona, linterna en mano, un nicho húmedo y frío.

5 comentarios:

arati dijo...

Detrás de la novela romántica! Mejor la hubieran puesto con los libros de recetas de cocina y los manuales de bricolaje...

¿Que tal si cambias de librería?

J.Luis Gómez Toré dijo...

Hace ya tiempo que apenas compro nada en la Casa del Libro... de todas formas, lo lamentable es que la Casa del Libro era una de las librerías de referencia de Madrid, antes que algún directivo ocurrente decidiera convertirla en otra versión del Carrefour...

ÓSCAR CURIESES dijo...

recuerda también lo de la fnac callao, supuestamente tienda underground, moderna, alternativa y qué sé yo... allí, las columnas impiden sacar los libros de poemas, o si los sacas quedas emparedado. bueno, parece que la distancia entre lo alternativo y lo marginal cada vez se ensancha más. es una pena. lo único underground que queda en madrid es el metro, pero tiene poco o nada de alternativo y mucho, muchísimo de televisivo.

J.Luis Gómez Toré dijo...

Si esto fuera lo único que cada vez cuesta más encontrar en Madrid... y no me refiero ya a la ciudad, sino a la comunidad autónoma, que cada vez se parece más a un cortijo donde quien manda hace y deshace con la aquiescente mirada de la mayoría de los madrileños....

Elsa dijo...

Soy de provincias. Y cuando voy a Madrid, generalmente por trabajo, aprovecho los viajes para mirar, sentir y disfrutar de todo aquello de lo que carece mi ciudad. La semana pasada, aprovechando la tarde libre, paseando por la Gran Vía, entré en la Casa del Libro con la intención de curiosear y disfrutar de sus estanterías poéticas. Pensé resarcirme a gusto, quitarme la espinita después de haber visitado la recién inaugurada "Santos Ochoa" en Huesca y en la que, pueden creerlo, sólo habían habilitado una de sus estanterías para, según el rótulo, la poesía, clásicos, lingüística y teatro y en la que no había ningún libro de poemas. Pues bien, tarde muchísimo en descubrir dónde habían ubicado mi codiciada mercancía: sí, en la planta baja, sí, entrando a mano derecha y sí, tras la Novela Romántica, escondida, tan escondida que cogí dolor de cuello tratando de adivinar, tras la presbicia, los títulos y autores. Gran decepción la mía. Decepción tras decepción.