Ya no se declara la guerra,
se prosigue. Lo inaudito
se ha vuelto cotidiano. El héroe
permanece lejos
del campo de batalla. El débil
se adentró en la línea de fuego.
El uniforme del día es la paciencia,
la condecoración, la estrella miserable
de la esperanza sobre el corazón.
Se concede
cuando ya no sucede nada más,
cuando se calla el fragor del combate,
cuando el enemigo se ha vuelto invisible
y la sombra eterna de las armas
cubre el cielo.
Se concede
por la huida ante las banderas,
por el valor ante el amigo,
por la delación de secretos indignos
y el desacato
de toda orden.
(versión de J.L.G.T)
5 comentarios:
Estupendo poema y (aunque mi alemán no me da para entender "a pelo" el original) excelente traducción. Bachmann siempre consigue trasmitir un escalofrío.
abrazos
Gracias, Rubén, por tu comentario. Me he tomado alguna libertad en mi versión pero he intentado ser lo más fiel posible al original. A mí también me gusta mucho el poema, a pesar de que es más directo de lo que suele ser la escritura madura de Bachmann... supongo que alguien puede tacharlo de panfletario o acusarlo de defender un pacifismo ingenuo, pero el poema se defiende por sí sólo y además hay que entenderlo dentro del contexto en que se escribe: tras la ideología militarista del Tercer Reich y en el clima asfixiante de la Guerra Fría (una Guerra Fría que parece un preludio amargo de la guerra posmoderna, sin principio ni final definidos: Ingeborg Bachmann parece estar hablando ahí de nuestra propia época: "La guerra ya no se declara").
Bravo, José Luis, y muchas gracias. Adoro a la Bachmann, "la poeta más inteligente en lengua alemana" (Thomas Bernhard), este poema y tu traducción. Los últimos poemas que la Bachmann escribió -y que no publicó en vida, apareciendo en el año 2000 con el título "Ich weiss keine bessere Welt"- son los que más me gustan de todos (aunque aquí en Alemania hayan recibido críticas muy negativas).
Celebro, Vladimir, que compartas mi interés por Ingeborg Bachmann y que te guste mi traducción. Ella, como Celan, se tomó muy en serio esa hora cero de la lengua alemana, de la necesidad de limpiar la lengua de las excrecencias de la Lingua Tertii Imperii a la que se refería Klemperer en su estudio sobre la lengua en el Tercer Reich.
Es muy interesante lo que dices. Gracias y bravo una vez más. Me nombras los autores más queridos por mí. Celan y Bachmann serían los mejores contraejemplos al dictum de Adorno de que "después de Auschwitz no se puede escribir poesía". Ellos estuvieron a la altura de ese reto y la escribieron. Nelly Sachs también. Es necesario seguir estando a la altura, y con los usos mercantiles, chabacanos o hímnicos de la palabra en mucha poesía actual creo que muchos se han olvidado de esta necesidad.
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