sábado, 10 de febrero de 2018

Vital Vitale



   La recepción en nuestro país de la poesía de Ida Vitale ha sido, hasta cierto punto, irregular, a pesar de haber publicado en editoriales españolas de prestigio como Pre-Textos. De hecho, tampoco se trata de una autora que haya encontrado fácil acomodo en su país natal, Uruguay, aunque su nombre rara vez falte cuando se cita lo que se ha llamado generación del 45, junto con voces como Idea Vilariño, Amanda Berenguer, Washington Benavides o Enrique Fierro. Su inclusión en Las ínsulas extrañas (la polémica antología preparada por Blanca Varela, Eduardo Milán, José Ángel Valente y Andrés Sánchez Robayna) podría haber servido para otorgarle una mayor visibilidad entre nosotros, si no hubiese sido por el debate, tan absurdo como interesado, que suscitó dicha recopilación y que dejó en segundo plano lo más interesante de aquel trabajo, la necesidad de una mirada atlántica sobre la poesía en español. La paradoja fue precisamente que no pocas de las críticas que recibió la antología se centraron, en España, en señalar la falta de determinados poetas peninsulares, cuando, si algo podía achacársele, era el excesivo peso que los autores españoles tenían en un libro que se proponía un horizonte panhispánico [...]

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