jueves, 7 de diciembre de 2017

Celan, lector de Freud


"Arnau Pons, buen conocedor tanto de la obra celaniana (que ha traducido al catalán) como del trabajo crítico de Jean Bollack, nos propone en este libro un camino alternativo, que vuelve a reputarle como una de las figuras de referencia en los estudios celanianos no solo en el ámbito cataloparlante, sino también en el mundo hispánico, demasiado apegado todavía a consensos difusos pero extraordinariamente eficaces, en torno a uno de los creadores más fascinantes de todo el siglo XX. El título del libro, Celan, lector de Freud, puede resultar desorientador en un principio. Quien espere un estudio detallado sobre la huella del padre del psicoanálisis en el poeta tal vez se sienta en un primer momento decepcionado. Y, sin embargo, este libro me parece una aportación de primer orden por dos razones fundamentales. La primera ya la he apuntado: en los países de habla hispana, y en especial en España, la publicación de la Poesía completa de Celan en las discutibles versiones de Reina Palazón, ha provocado el engañoso espejismo de que puede contarse en castellano con una edición canónica y definitiva de las obras del autor, lo que dista mucho de ser cierto. Por otra parte, si bien hay que agradecer la aportación de poetas como José Ángel Valente o Hugo Múgica a la hora de difundir y hacer visible entre nosotros la obra de Celan, se hace preciso advertir que ni uno ni otro leen al autor de La rosa de nadie al margen de sus respectivas poéticas. En el caso de Valente, esa lectura no oculta una posición militante, ante los intentos, tan presentes en el panorama lírico español de los años ochenta y noventa, de imponer una poesía de escasa ambición artística, que había hecho de la “normalidad” su emblema. La asumida extrañeza celaniana sirvió, qué duda cabe, como arma de combate, convirtiéndose así en una referencia fundamental para creadores más jóvenes, pero al precio de insertar su escritura en una estética con la que no podía confundirse.  Sin ánimo polémico, pero con el rigor de quien ha estudiado a fondo la obra celaniana, Pons propone otra forma de leer y traducir a Celan, lo cual ya, de por sí, justificaría la publicación de un libro como este.
 La segunda razón por la que este volumen me parece de lectura obligada para todo aquel que quiera abordar en serio la escritura del autor de La rosa de nadie tiene que ver con la tendencia, también mencionada, a utilizar la poesía de Celan como pretexto para la exposición de los propios postulados teóricos. Así se aprecia en no pocos seguidores de Derrida o Heidegger, por citar dos de las orientaciones que más peso han tenido en la interpretación actual del poeta. Especialmente inquietante –por su influencia y por las implicaciones que arrastran – resultan las lecturas heideggerianas, que tienden a identifican sin más en una misma tradición poética a autores tan complejos como Hölderlin o Celan (quien escribió en buena medida contra la tradición lírica germánica, que, por otra parte, conocía muy bien). Con todo, lo que realmente perturba de este enfoque es cómo acaba por desdibujar la historicidad radical de la escritura del poeta. Ello es evidente en Gadamer, cuya tendencia a leer a Celan desde una visión supuestamente humanista, como expresión de lo genérico universal, común a cualquier lector, invisibiliza la huella del conflicto, la dificultad de nombrar lo humano ante el horror de Auschwitz. De paso, implícitamente se presenta a un Heidegger redimido, despojado de su pasado nazi, como parece desprenderse de la lectura gadameriana del encuentro entre el poeta y el filósofo en Todtnauberg (algo que ya despertó, justificadamente, la indignación de un Lacoue-Labarthe) [...]"

(Fragmento de la reseña sobre el libro Celan, lector de Freud de Arnau Pons, publicada en la revista chilena Gradiva. Aquí puede leerse el texto completo)

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