viernes, 6 de diciembre de 2013

Miguel Casado: horizontes de escritura

 
Horizontes de escritura (en torno al libro La palabra sabe de Miguel Casado)
 
 
 
 
  Tengo la impresión de que uno de los rasgos determinantes que distinguen en buena medida al crítico que se limita a seguir los caminos ya recorridos de aquel que realmente abre nuevas perspectivas no se aleja demasiado de aquello que distingue al autor de libros de aquel que, además, es escritor: me refiero a la posibilidad de rastrear detrás de sus escritos un mundo propio, unas ciertas obsesiones, en las que se entrecruzan preocupaciones vitales y estéticas. No es mi propósito reanimar el debate, en el fondo estéril, sobre si la crítica es o no una forma de creación (simplemente, hay textos críticos que entran en dicha categoría y otros que no), sino únicamente señalar la importancia de esa visión de conjunto que se aprecia en este libro pese a lo que pueda parecer en una lectura superficial. No en balde Miguel Casado es uno de los (pocos) grandes críticos de poesía de este país al tiempo que un poeta de mérito y un valioso traductor.
  La palabra sabe recoge una colección de ensayos procedente en su mayor parte de conferencias y de textos ya aparecidos en distintas publicaciones. Como acabo de sugerir, una primera impresión puede hacer pensar en una mera recopilación de materiales más bien heterogéneos, en la que caben cuestiones tan diversas como las relaciones entre lenguaje y mundo, la prosa de T. E. Lawrence, la obra de Rimbaud o de Valente o los vínculos entre poesía y danza. Sin embargo, ahí entra en juego esa mirada personal de Casado, ese diálogo que apunta a un horizonte común pero que también sugiere líneas de fuga. Afortunadamente,  aquí el crítico no quiere tener la última palabra, sino que su empeño se inscribe en la dinámica propia de la obra, que es siempre, para el lector no menos que para el escritor, work in progress.

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(El texto fue publicado originariamente en la revista Turia, 108, noviembre 2013)

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