Cortinas blancas, velas brillantes
en mi ventana
junto al Hudson
en el décimo piso del hotel
claras al sol hinchándose y crepitando con la brisa.
Promesa, de vuelta
a casa,
a una cita conmigo misma.
Partir sin peso
cuando ha quemado el cuerpo el corazón.
Velas ligeras como gaviotas
sobre el azul abierto.
La habitación ha emprendido un viaje.
Pero el mar
está lleno de surcos como un campo.
Del libro Nur eine rose als Stütze
Versión de J.L.G.T. Aquí el original
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